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martes, 26 de junio de 2012

SER RICO EN MI MENTE

 No TAGS: me equivoque. Nevó toda la noche y desde allí no paró más. Hace más de diez días que estoy encerrado en mi carpa. Toda mi carpa esta rodeada de nieve, parece más un iglú que una carpa de campaña. Este es un temporal muy extraño que me obliga a estar dentro de mi carpa con todo el trastorno que eso significa. Durante estos casi más de diez días, luche física, mental y espiritualmente con ciento de cosas, más producidas por mi situación de encierro que por mi estado de salud. Tuve que ponerme el habito de ninja que mi Monje Guerrero me diera porque el frío era insoportable, es insoportable, dentro de mi bolsa de dormir, duermo vestido; tuve que limitar el uso del candil para iluminarme porque sino me quedaría sin el combustible para él y para mi pequeño calentador que uso para hacerme de comer; racionalice mi comida a pequeñas porciones diarias para mantener mi organismo liviano y además para que no me falte provisiones; pude hacer sanar y curar a mi cuerpo de la dolencia que tenía. ¡Es increíble lo que estoy pudiendo lograr con todas estas Enseñanzas y el recorrer de este Camino! Tuve que hacer agua con la nieve, se me había terminado y este temporal dentro de todo y en ese sentido fue una bendición. Tuve que dejar de lado algunas cosas, no tenía voluntad de ser constante. El interior de mi carpa es un desorden total, ya podre acomodarla como corresponde; abandone mis anotaciones diarias en mi Bitácora de Campaña no tenia ganas de escribir nada; tengo alguna ropa que lavar, bueno por lo menos están algo acomodadas en una esquina de la carpa. Ya me encargare de ellas cuando pase éste temporal raro. Tampoco me he podido bañar en estos más de diez días, por suerte estoy solo y no perjudico a nadie pero, como dijo en una oportunidad mi esposa, “te estamos viendo desde donde los registros quedan grabados” y eso me da un poco de vergüenza; pero bueno sabrán comprender la “fuerza mayor” de la situación. Lo que me afecto, por la experiencia pasada que tuve con este tipo de dolencia, fue una faríngeo-laríngeo-traqueo-bronquitis. No se si medicamente está bien dicho pero eso es lo que me afecto. Me podría haber muerto. Algo tenía que hacer porque estaba en una situación límite y en las situaciones límites uno usa todos los conocimientos y experiencias adquiridas en la vida y en la lucha por la vida y la buena salud para salir de esa. No tenía un médico al lado. Salí, logré que mi cuerpo, mi mente y mi espíritu en forma holística, total, contrarrestaran la invasión patógena. Estoy mucho mejor, con más voluntad, con ganas de seguir adelante con mi Aprendizaje de hacer que las cosas ocurran. ¡De hacer que mis cosas ocurran! Las que yo quiero y necesito. Wolf, mi lobo hermano, está en su salsa; lo veo por una rendija de mi carpa correr, saltar, parece disfrutar de la nieve; pega una embestida sobre el costado de mi “iglú” y se frena justo a tiempo como para que su hocico roce la lona para indicarme que él esta y que no me preocupe por su supervivencia, él sabe como hacerlo. No le di de comer en todos estos días y sin embargo esta fuerte, jovial y su pelo brilla de buena salud. Dios sabe lo que hace. No es un lobo cualquiera. Es un guardián espiritual. Es uno de los dos animales guardianes de mi vida. ¿Y Cóndor? Cuando cambie el temporal saldré a ver si lo ubico, debe estar señoreando los cielos de estas regiones. Mirando hacia atrás ésta afección realmente me dio una gran paliza. Me llevó por los niveles físicos de gran dolencia, malestar, incomodidad y hasta casi inmovilidad de todo mi cuerpo siendo el contenedor de fiebres altísimas; mentalmente me distorsiono el pensamiento en delirios, diálogos internos profundos, largos, muchas veces incomprensibles, y muchas veces imparables. Espiritualmente creo que fue un camino, un medio, para poder lograr ese desprendimiento que es el viaje espiritual y poder SABER que existe un mundo espiritual en acción y guías espirituales que están allí prestos a colaborar con el proceso de mejoramiento en el que cada uno de nosotros estamos. Yo lo experimente, yo lo descubrí y yo sé que allí esta. ¿Dónde? ¡Dentro mio! Dentro mio hay un puente que conecta con ese mundo espiritual lastima que tuve que conocerlo mediante la experiencia de una afección; pero, tal vez, para mi ESA era la forma en que debía ser como le ocurre a muchas personas en el mundo; tal vez sea necesario pasar por una afección, sea del tipo que sea, para experimentar, vivir sería la palabra correcta, la realidad de la vida espiritual, su dinámica, sus presencias y su eternidad. Creo sin embargo que no fuimos diseñados para sufrir sino para ser felices y es justamente el PROFUNDO DESEO DE SER FELIZ que debe guiar mis viajes espirituales, y el tuyo, para poder disfrutar de la totalidad de la realización de ese Diseño Divino. Pensando en esto me acuerdo de un cuento.” Dicen que en una oportunidad Jesús estaba junto con sus apóstoles sirviendo a los pobres. En un momento determinado los llama y les dice ¡Muchachos vengan que tengo que enseñarles algo! Entonces los apóstoles lo miraron y le dijeron ¡Maestro no podemos, estamos con los pobres! Entonces Jesús con mucha tolerancia y comprensión les dice. ¡Dejen a los pobres y vengan a mí porque a los pobres los tendrán toda la vida más a mí no! Jesús sabía, según este cuento, que siempre habría pobres; pero no para siempre estarían los Maestros. Jesús sabía que siempre existirían personas que JAMAS cambiarían su MENTALIDAD y seguirían siendo eternamente pobres. ¿Por qué? Porque muchos no sabrían, otros no podrían y otros decididamente no querrían. ¿Por qué? Porque piensan que la pobreza y la riqueza es una cuestión monetaria y social y terminan CREYÉNDOLO cuando en REALIDAD es una cuestión MENTAL. Y en el momento del cuento tanto los apóstoles y a quienes ellos servían, los pobres, estaban MENTALMENTE  equivocados. Debían HACER un cambio de mentalidad para lograr salir de la pobreza mental a la riqueza mental para luego pasar de la pobreza económica y social a la autentica riqueza económica y social. Y eso era lo que Jesús quería enseñarles a sus apóstoles. Me voy a dormir. Tengo frío, siento el frío. Afuera el viento sopla fuerte y chifla una melodía muy particular. ¡La música de la naturaleza!         

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