¿Qué pasa?
¿Qué es eso? Me desperté sobresaltado. Un movimiento extraño se produjo en un
costado de mi carpa. ¿Y ese olor desagradable? Algo la movió bruscamente como
si rozara algo grande y fuerte. No se lo
que fue o es si sigue todavía allí afuera. Ese olor impregna todo el interior
de mi carpa. ¿Qué es? Me recuerda algo. Ese olor lo conozco. Me resulta conocido.
¿Que es? ¿Dónde? ¿De dónde? Es un olor a podrido, como si fuera el olor de un vómito
ya fermentado. ¡Que asco! ¿Qué es? Siento la presencia de “algo” afuera
que se mueve; pero ¿qué es y que produzca tanto olor? ¿Dónde, dónde, olí ese
olor tan desagradable? ¡Siiiiiii! ¡El
bosque! Cuando estaba en el bosque algo me persiguió en la noche oscura y junto a ese “algo” el olor venia en todo su
poder. Eso que me corría nunca me alcanzo pero su olor impregno mi nariz y se
metió en lo más profundo de mi memoria olfativa, y ahora está en todo su poder
en mi recuerdo y en presencia física porque lo estoy oliendo casi al punto de
descomponerme. Tengo que salir o me voy a asfixiar pero ¿con qué me voy a
encontrar afuera? La noche invadió toda la región y es cerrada, absolutamente
cerrada porque no veo a través de mi ventana superior ni una estrella
brillando. Me armo de coraje y salgo. ¡Grande es mi sorpresa! ¡Dios mío! ¿Qué
es eso? A unos treinta metros de la entrada de mi carpa hay una figura oscura
de ojos relampagueantes y unas líneas de colmillos amenazadores. Está en
posición de ataque. Agazapado. Es un animal. Es un cuadro espeluznante el que
formamos. La noche totalmente oscura y cerrada, ese animal totalmente negro y
tan solo sus ojos brillan intensamente y cada tanto veo el relámpago de sus
dientes, y yo vestido con mi hábito ninja donde solamente son visibles mis
ojos. El animal se levanta. Veo que viene agazapado porque sus ojos están a un
nivel más bajo del que tenían. Me preparo para cualquier cosa. No se a que me enfrento.
Cada vez está más cerca, su olor también. Es de él; entonces ¿fue él quien me
corrió en el bosque? No me pudo alcanzar ¿no quiso o no pudo? Cada vez está más
cerca. Lo tengo a diez metros; ahora sí lo veo bien. Tiene sus pelos erizados,
negros, sus ojos brillantes y sus dientes amenazadoramente blancos. Se detiene
y me observa. Se nota que es cazador y que tiene mucha experiencia. Es un lobo.
Un enorme lobo de los bosques. Mi cabeza trabajaba a mil por revoluciones.
Todos mis sistemas de defensa se pusieron en estado de alerta. La adrenalina
empezó a desparramarse por mi sangre lista para ser utilizada, o me defiendo o
disparo como tiro hacia el interior de mi carpa. ¡Debes luchar! El pensamiento surgió
en mi mente consciente como un mandato divino. ¿Qué? ¿Luchar? ¿Contra un lobo?
¡Estoy loco! ¿Qué me pasa? ¿Desde cuando yo lucho contra animales y en este
caso contra un lobo? ¡Lucha Caminante! ¡Debes luchar! No podía creer lo que mi
voz interior me decía. Mi cabeza estaba a diez mil por revoluciones y tome conciencia, en fracción de segundos, de que
si no analizaba a altas velocidades en qué situación estaba y que es lo que
podría ocurrir, indudablemente estaría en un gran problema y tal vez en un gran
peligro. Me decidí a combatir, y allí vinieron los conocimientos.
Instintivamente me lleve la mano derecha a la altura del corazón y toque el botón donde mi Monje Maestro estaba.
El saber surgió y también lo que debía hacer. Aplicar las enseñanzas aprendidas
y la técnica maithuna. El lobo ya estaba mucho más cerca, a una distancia de un
salto. Me puse en cuclillas y lo miré fijamente. En mi mente me hice la imagen
de que lo acariciaba y que le hablaba suavemente. Lo seguí mirando fijamente y
me parece que acuso recibo porque sus pelos no estaban totalmente erizados sino
que por momentos parecía que “aflojaba” esa tensión. Lo seguía mirando
fijamente y en la imagen de mi pensamiento lo veía reposado, acostado y
totalmente a disposición de mis caricias. Lo miré más intensamente tratando de
hacerle llegar mis pensamientos a través de mi mirada. Lo hable. ¡Lobo! ¡Vos
sos mi hermano! ¡Nos conocimos en el bosque y me acompañaste con tu aullido
cuando hice mi purificación ante la Luna Llena! ¿Eras vos no es cierto? Parecía
dudar, pero sus colmillos y sus gruñidos me indicaban otra cosa. ¡Si, eras vos
hermano Lobo! Me pare. Él se agazapo aún más, listo para el ataque. Seguía hablándolo pero ahora
me iba acercando hacia él. ¡Hermano Lobo somos parte de la misma Naturaleza,
estamos solos y nos necesitamos, pasamos por muchas cosas y hemos sobrevivido y
ahora estamos compartiendo un camino junto! Estábamos más cerca, yo avanzando y
él esperando. Me miraba fijamente, salían llamas de sus ojos; sus gruñidos eran
espaciados con pequeños momentos de silencio, sus pelos ya no estaban erizados
pero mantenía la tensión en su cuerpo, en sus músculos. Yo ya tenía mi mano
derecha a la altura de su cabeza, y me anime. ¡Hermano Lobo mírame! le dije.
¡Soy tu hermano y eres mi hermano! ¡Yo te quiero (me salió, me sentí medio
estúpido diciéndolo pero me salió) y quiero ayudarte porque me necesitas por
eso estás aquí! Nada me daba la pauta de que me necesitaba pero el sentimiento
que ese pensamiento genero en mi fue de un cariño inmenso y eso se trasmite.
¡Tranquilízate! .Mi mano se fue acercando cada vez más, ya estaba muy cerca de
su cabeza. ¡Tranquilo! ¡Descansa!. Lo toque. Sintió el toque de la palma de mi
mano porque se irguió de la posición que tenía, paró sus orejas, y sus ojos, aunque seguían con ese refulgente brillo y su mirada había
cambiado, se habían suavizado. Acaricie lenta y suavemente su cabeza. Hervía. Me
pareció que algo tenía porque se estremeció como si le hubiera agarrado un escalofrío.
Lo seguí acariciando a pesar del olor insoportable que despedía de su pelaje;
pero ya me estaba acostumbrando, o la situación de emergencia me “acostumbro”. Las
caricias dieron resultado porque sus patas parecieron aflojarse y se extendió
en el piso como si hubiera llegado a un lugar de descanso donde sus gruñidos
desaparecieron, sus pelos se alisaron y su mirada era de desconcierto, casi de agradecimiento.Seguí recorriendo todo su cuerpo con mis caricias. Seguí hablándole
y seguí intensificando en mi mente la imagen de un lobo completamente tranquilo, relajado y en mis manos. Acariciaba su cabeza, seguí por su lomo
peinando su pelo, baje por sus patas traseras y continúe con mis caricias por
su panza y llegue a sus patas delanteras
bajando por ellas hasta casi sus pezuñas. Allí pego un salto, se encendieron
sus ojos en una llamarada infernal, se pararon sus pelos y su profundo y
rugiente gruñido me mostró sus afilados dientes y colmillos dispuestos y en
dirección a mi brazo para morderme. ¡Tranquilo hermano Lobo! ¡Tranquilo! Le grite.
Lo abrace y me di cuenta que ese calor de su cuerpo era fiebre y que lo
transformó y lo saco de quicio era el dolor de una gruesa espina que tenia profundamente clavada en una de sus patas y la herida se había infectado. En
ese momento ese animal era el ser más querido de mi vida. Lo abrase
fuertemente, bese su cabeza, acaricie todo su cuerpo, intente hacerle sentir
todo mi cariño y que no estaba solo en esta situación, yo lo voy ayudar. No se
cómo un lobo puede “interpretar” este sentimiento, pero lo hacen. Mi hermano
lobo lo hizo. Lo levante y lo acerque más a mi carpa. Busque mi equipo de
primeros auxilios y ver que tenía para poder ayudarlo. Primero había que sacar
la espina, con el riesgo que eso implica si el sufrimiento lo altera, luego hay
que desinfectar y eso también va a provocar una reacción y luego ver como hago
para que el tratamiento de resultado y no quiera sacarse el medicamento que le
ponga. Se revolvió como un animal atrapado cuando le saque la espina, pero no
agresivo, es como si se diera cuenta que lo estaba ayudando. Lo cure y sufrió
la acción del medicamento sobre la herida apretando los dientes y dejándome hacer;
luego le puse un vendaje, ni siquiera lo olió menos sacárselo. Es evidente. Es
un animal muy inteligente, muy experimentado y muy diferente a cualquier otro
lobo a pesar de ser un lobo salvaje. Me miró como agradecido, y se acostó sobre
un costado de la carpa donde el sobre techo hacia una linda sombra. Guarde todo
mi equipo de primeros auxilios; me senté al lado de él y ya más tranquilos los
dos le dije. ¡Hermano Lobo vamos hablar muy seriamente! .Levantó la cabeza y me
miró como desorientado, como si no entendiera pero su actitud y conducta me
daban la pauta que la tenía bien clara. ¡Hermano Lobo hay que ponerte un nombre
así que desde hoy, si me vas acompañar en este camino, te llamaras Wolf! Parece
que le gustó porque me miró como diciéndome ¡Vale! ¡Y otra cosa más y que es
muy importante querido Wolf debes pegarte un flor de baño! Levanto su cabeza y
saco la lengua jadeando como si le hubiera provocado risa la idea. ¡Bueno Wolf me alegro que estés de acuerdo!
Este blog explica el proceso por el cual pasa un Caminante para hacerse rico mediante un Entrenamiento Guerrero basado en un Programa de Aprendizaje holístico, totalizador,y aprender a conocer y ejecutar el Diseño Divino que hay en lo más profundo de su Ser y que consiste en ser Rico, ser Fuerte, ser Sabio y ser Sano. Su Camino es lograr realizar ese Diseño usando las Leyes y Mecanismos con que él fue diseñado para ser Feliz y hacerse Rico,Fuerte,Sabio y Sano en todas sus Dimensiones.-
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